El triunfo del último domingo frente a Argentinos por dos a uno quedó de lado por las polémicas que sucedieron en el entretiempo y al final del partido entre jugadores, técnico e hinchada. Por un lado, después de una primera etapa floja, donde los encargados de generar juego en la Academia no aparecían o lo hacían erráticamente, generando el fastidio de la gente que pedía "huevos" para derrotar al rival y con más vehemencia lo hicieron al final de esa misma etapa cuando se iban al vestuario uno a cero abajo y al unísono se pedía por la renuncia del Miguel Russo. Luego en el segundo tiempo, se encendió Giovanni Moreno, que a esta altura parece ser el salvador, clavó un tiro libre al ángulo y tras una distracción de la defensa de Argentinos, puso el dos a uno final con una definición precisa. Hasta ahí, lo que es netamente futbolístico. Al terminar el encuentro, lo que ya todos saben, si fue espontáneo o premeditado solo en la intimidad del plantes se sabrá, pero la decisión de no saludar al público se plasmó al terminar el encuentro. Por todo lo que sucedió en la semana luego de perder el clásico, el reproche de algunos hinchas hacia Bieler y Toranzo, el auto rayado a Lluy y los silbidos por el flojo primer tiempo, colmó la paciencia de los jugadores quienes decidieron irse del campo sin retribuirles el saludo a la hinchada. El asunto está aclarado aunque se exageró en las formas y las repercusiones. En este clima, Racing se prepara para visitar el sábado a River a las 16:20 con el arbitraje de Patricio Loustau y se esperan que episodios como el vivido no se vuelvan a generar.
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