miércoles, 23 de septiembre de 2009

Nuestro rumbo, la memoria

Por Alejandro Romero Pozzi

Siento que en estas tierras, no debe haber tipos mas memoriosos que nosostros, los racinguistas. Tipos que durante años, fuimos tildados de vivir de recuerdos. De vivir colgados, al ángulo superior derecho de un escocés, un tal Fallon, arquero del Celtic. Allí, parece, vivíamos anidados millones de fanáticos, cuidadores obedientes de nuestro bien mas preciado. Entregados, si era necesario, a defender con la vida ese recuerdo inalterable. Recordar, recordar y recordar fue por años nuestra premisa. Diferenciarnos del resto, por nuestra historia y nuestra memoria, fue actuando como anticuerpo, en nuestro desarrollo de hincha. Y a fuerza de ejercitarla, la misma se transformó en aliada. Escuchamos, vemos y recordamos, sobre todo eso: recordamos. Somos capaces, de memorizar equipos completos y de corrido, de varios años, aunque cueste, y vaya si cuesta, en Racing. Difícil, técnico que repitió formación, en la historia de los '60, '70, '80, '90 y la década que estamos concluyendo. Salvo Tito Pizzuti, el Vasco Urriolabeitía, el maestro Zubeldía(aunque de nada servía), Carlitos Cavagnaro, Coco Basile y alguno más, el resto de los cerca de 70 que se pusieron el buzo, siguieron la senda del cambio recurrente. Tomar un par de jugadores base, y luego modificar el resto de los acompañantes, encontró hoy, en Caruso Lombardi, a otro de sus admiradores. Entrando ya en la fecha cinco no encuentra gol, funcionamiento, dinámica, juego, en síntesis EQUIPO. Las idas de Zucculini, Shaffer, Sosa y Migliore parecen haber sacudido todo el andamiaje de aquel grupo combativo y por momentos con fútbol, como lo vimos en algunos pasajes del torneo anterior. Viniendo de un técnico con muchas horas de vuelo, en el fútbol de ascenso, donde poner es la premisa, llama poderosamente la atención, que entre 12 refuerzos, elegidos por él mismo, no encuentre aún esa solidez en bloque lograda antes. Llama a la presunción, y en forma más que elocuente, la falta de convicción y convencimiento del jugador, ante cada pelota dividida. No funcionan los relevos y es lastimosa la soledad de Ramírez como punta. Aunque el punto alto y rescatable, como siempre, sea el sacrificio y la entrega, a fuerza del maltrato permanente, del "náufrago" Lugüercio. Conmueve, tanta obstinada lucha y resistencia, verla diluida y desaprovechada, en la intrascendencia de la nada. Convengamos, que aún se está a tiempo, de enderezar el rumbo para llegar a buen puerto. Si se dejan de lado ciertas actitudes vedettistas y egocéntricas, abriendo los ojos y sobre todo los oídos, estamos aún en carrera. No quiero disparar el recuerdo, en mi cerebro, donde un técnico del ascenso saltaba de club en club, con despedidas conflictivas. Quiero, si se tiene que ir, una retirada ordenada, pacífica, justa, de gente grande, de equipo grande....BIEN GRANDE.

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